El mundo del mañana II
En el artículo anterior hablé acerca de la procrastinación y sus causas; en esta ocasión, me gustaría revisar las consecuencias de esta postergación, lo que acarrea dejarlo todo para mañana (ya que no sólo implica ir contra el viejo y conocido refrán), es decir, cuando se vuelve patológica.
¿Y cómo sabemos que se ha vuelto algo patológico? cuando empieza a interferir en nuestras relaciones (recibimos constantes quejas de nuestra pareja, hijos, padres), nuestro día a día (sería bueno pagar de una vez ese recibo de luz ¿no? la comida de la refri se puede malograr) y nos provoca malestar emocional («cómo fastidia mi enamorada/hijo/mamá..y encima no tengo luz»).
Es muy diferente procrastinar el darle una barridita a la sala ( que, como máxima consecuencia nos traerá una cuota mayor de polvo, afectando más a los alérgicos sí, pero nada que un antihistamínico no pueda resolver), que procrastinar en el trabajo; por ejemplo, la entrega de un informe.
El saber que tenemos algo que entregar o presentar y, ver que el deadline está por cumplirse y no hemos avanzado casi nada, no sólo pone en riesgo el puesto de trabajo sino que nos llenará de una carga de angustia y estrés elevada.
Es aquí donde se empieza con el círculo vicioso, ya que la angustia y el estrés se volverán un preocupación más, aportando no sólo un conflicto emocional, sino que, también, en muchas ocasiones, significará una afección en el plano físico (dolores de cabeza, gastritis, dolores musculares, etc.).
Es aquí donde la palabra «procrastinar» se vuelve realmente fea, es aquí donde se marca una línea divisoria entre lo que pueden ser rasgos normales y hasta «curiosos» de nuestra personalidad y lo que puede convertirse en un problema realmente serio, que ha llevado a algunos a perder no sólo el trabajo, sino también relaciones afectivas importantes.
Es aquí donde ya no se puede solo y se necesita de la ayuda de un profesional.
Muy interesante sobre todo cuando muchos le hechamos la culpa de nuestros males a factores exógenos sin darnos cuenta que somos los únicos responsables de lo que nos pasa. Voy a seguirte más a menudo. Gracias.